Amigdalitis

¿Qué es la amigdalitis?

La amigdalitis es la inflamación de una o ambas amígdalas, ubicadas en la pared lateral de la orofaringe y que poseen células relacionadas con la respuesta inmunológica del organismo.

Las amígdalas son la primera línea de defensa del sistema inmunitario contra las bacterias y los virus que ingresan a la boca, por lo que son especialmente vulnerables a la infección y la inflamación. La función del sistema inmunitario de las amígdalas disminuye después de la pubertad.

Existen dos tipos: aguda y crónica.

Amigdalitis aguda: es bastante común en niños pequeños e inclusive en adolescentes, siendo también una condición autolimitada y con evolución benigna. Es causada por una amplia gama de virus y bacterias, siendo los factores bacterianos mucho menos comunes.

Amigdalitis crónica: representa el caso menos común. Las amígdalas sufren de una infección vírica o bacteriana casi permanente, la cual presenta síntomas intermitentes durante un periodo superior a seis meses. En este caso, los tejidos de las amígdalas se encuentran inflamadas durante un largo periodo o están sensibles a infecciones recurrentes, dando pie al desarrollo de enfermedades relacionadas. Debido a la gravedad y al nivel de infección, suele causar faringitis.

¿Tienes alguno de estos síntomas?

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¿Qué tratamientos existen?

Independientemente de si la patología es provocada por una infección viral o bacteriana, las estrategias de cuidados en casa suelen promover una adecuada mejor recuperación.

Si se sospecha que la enfermedad está provocada por un virus, estas estrategias son el único tratamiento. El médico no recetará antibióticos a no ser que tenga la certeza de una infección bateriana.

Para tratar la amigdalitis frecuente, crónica o bacteriana que no responde al tratamiento con antibióticos, se puede recurrir a la cirugía para extirpar las amígdalas (amigdalectomía). Generalmente, la amigdalitis frecuente se define por lo siguiente:

  • Al menos siete episodios en el año anterior
  • Al menos cinco episodios al año en los últimos dos años
  • Al menos tres episodios al año en los últimos tres años

También puede realizarse una amigdalectomía si la enfermedad produce complicaciones difíciles de controlar, como las siguientes:

  • Apnea obstructiva del sueño.
  • Dificultad para respirar.
  • Dificultad para tragar, en especial, carnes y otros alimentos en trozos grandes.
  • Un absceso que no mejora mediante tratamiento con antibióticos.
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